miércoles, 21 de marzo de 2012

¿Cuál es la fe verdadera?

Marcos 5. 25-34

Introducción
La fe es la confianza de que se cumplirá lo que deseamos, a pesar de que no lo veamos de manera palpable. O a pesar de que haya muchos factores que harán que lo que deseamos hacer o ver cumplir, no se cumpla o pase, pero por encima de eso lo confiamos, porque tenemos la esperanza latente de que eso cumplirá.

Salimos de nuestra casa al trabajo, sobrepasando los obstáculos y los temores. Tenemos que vencer el temor, por ejemplo, de que nos asalten o que un vehículo nos choque. Que cuando abordemos el transporte público se nos ensucie la ropa. Que tengamos problemas con el automóvil, o que tengamos un accidente.

El hecho es que salimos hacia nuestro destino confiando en que podremos llegar, y llegar sin ningún tipo de inconveniente. Eso es fe, la esperanza que tenemos en que se cumplirá lo que deseamos.

Orientado a Dios, la fe es la confianza en que Dios es fiel para cumplir las promesas que ÉL nos ha hecho en su Palabra.
Hoy estaremos hablando acerca de lo que la fe verdadera produce en nosotros.

La verdadera fe es:

I- La que nos mueve a la acción.
“…cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto”. (27)

Aquella mujer estaba decidida. El texto nos dice que ella había gastado todo lo que tenía en médicos para sanar su condición de salud, pero nada le había dado resultado, por el contrario, le había ido peor. Aquella mujer se encontraba frustrada, desesperada, y en Jesús había encontrado una esperanza, porque ella había escuchado de El, de su amor, de su bondad y de su poder, por eso ella no vaciló, ni dudó; su fe en Jesús la llevó a la acción. Ella fue directamente donde estaba la solución de sus problemas, ella fue directamente al Salvador.

Muchos dicen tener fe, tergiversando así, la fe verdadera. Hay quienes piensan que la fe verdadera es meramente conocer por concepto a Jesús, pero esa fe no es suficiente para que Dios obre.

Dice la Biblia que los demonios tienen fe y tiemblan... (Santiago 2.19).
Aquella mujer había escuchado de Jesús, ella sabía que El era poderoso para hacer de lo imposible algo posible, pero ella no se quedo de brazos cruzados, filosofando acerca del poder de Cristo, ella fue donde El estaba e hizo evidente su fe en El, diciéndose así misma: “si tan sólo tocare su manto, seré sanada” (v. 28). Su fe en Cristo la movió a la acción.

*Frase: “La fe no es solo creer. Creer es pasividad. La fe es acción”. Edith Hamilton
• Ilustración de la Silla

II- La que nos impulsa a adorar.
“Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él…”. (33)

El efecto que produjo el milagro que en aquella mujer había sido hecho por nuestro Señor Jesús, fue temor. Es el temor reverente que viene cuando sabemos lo Poderoso y Majestuoso que es Dios, y lo vil que somos nosotros.

Ese temor la llevó a postrarse, a humillarse, a ponerse de rodillas delante de nuestro Señor Jesús, en señal de adoración.

El milagro que en ella había sido hecho, no produjo una actitud de ingratitud, ni de orgullo, pues ella sabía que Jesús no estaba obligado a sanarla de aquella enfermedad, ni que ella se merecía ese favor valioso de parte de El. Pero, al Jesús sanarle de su condición, eso produjo en ella una actitud de adoración.

La adoración es una actitud que nos lleva a estar postrados ante la presencia de nuestro Dios constantemente. No es algo que simplemente evidenciamos en el tiempo de cánticos y alabanzas en el culto. Esto es así, porque todos nosotros debemos estar agradecidos de todo lo que Dios es, y de todo lo que El ha hecho y hace por nosotros día a día.

Jesús es Dios Todo poderoso, nuestro Señor y Salvador, El murió en nuestro lugar sin merecerlo, nos salvó por su gracia, y eso debe producir en nosotros, un anhelo de adorarle y servirle que se evidencie en toda nuestra vida. En los detalles “más insignificantes de nuestras vidas”.

La salvación es el milagro más grande que Jesús ha hecho por nosotros, y por ello, nosotros debemos vivir sólo para ÉL. Él nos ha comprado con su sangre, nosotros ya no nos pertenecemos a nosotros mismos. Él nos ha comprado con su sangre, y ahora nosotros vivimos sólo para Él. (1 Co. 6.20)

Aquella mujer no sólo se postró, sino también que confesó con su boca todo lo que había pasado.

III- La que nos lleva a testificar.
“Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad”. (33)

Aquella mujer había sentido de una manera inmediata la sanidad que nuestro Señor había ejecutado en ella, y la pregunta de Cristo: “¿Quién ha tocado mis vestidos?” (v. 30), produjo en aquella mujer, temor. Fue una pregunta retórica, pues como Dios, Jesús sabía exactamente todo lo que había sucedido. Pero la pregunta de Jesús, abre la oportunidad para que la mujer testifique acerca de todas las dinámicas de su vida, lo mucho que ella había sufrido a causa del flujo de sangre, del trauma que le había producido gastar todo lo que tenía, el tener que someterse a muchos médicos, a diferentes tratamientos y procedimientos frustrantes y dolorosos, y en vez de ver resultados positivos, todo lo contrario, ver cómo su condición de salud empeoraba.
La pregunta de nuestro Señor Jesús, no sólo abrió la oportunidad de que los que estaban allí presentes, escucharan todo lo que aquella mujer había pasado a causa de su enfermedad, sino también, de cómo ella decidió ir a Jesús, tocar su manto, porque ella estaba convencida de que con tan sólo rozar su manto, de Jesús saldría poder tal, capaz de sanarla de su enfermedad. ***Y claro está, todo esto fue principalmente para que el Señor sea exaltado y glorificado.

Hemos visto que la fe verdadera, no sólo nos lleva a la acción, a ir directamente a buscar la ayuda y el respaldo de nuestro Señor Jesús. La fe verdadera no simplemente nos lleva a adorarle, a vivir postrados constantemente delante de su presencia, sino que también, implica dar testimonio de las cosas que nuestro maravilloso Señor ha hecho, y hace cada día en nuestra vida, comenzando con la salvación incomparable con la que nos ha salvado.

¿Cómo puedo vivir la fe verdadera?
1. Acude a Cristo en todo tiempo en oración.
2. Adora a Cristo en todo tiempo.
3. Testifica de Cristo a los demás.

**Reto para concluir
Podría ser: ¿Qué estás haciendo para que tu fe y dependencia en el Señor aumente?
¿Estás enseñando y predicando el Evangelio de Cristo, lo que Él hizo por ti?

martes, 20 de marzo de 2012

¿Autor de la creación?


Juan 1:1-3
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”

Colosenses 1:15-17
“El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.”

Al principio de ambos pasajes, Pablo y Juan describen a Cristo como Dios mismo, dándonos a entender que si  Cristo es el mismo Dios del que se habla en el antiguo testamento, entonces posee los mismos grandiosos atributos del Señor mismo como su  omnipotencia, omnipresencia, omnisciencia, entre otras cualidades que nos dejan bien claro, nos hace despejar toda duda de que Cristo (Dios mismo) es el autor principal de toda la creación como indican los versículos siguientes a esta introducción. Cristo no fue creado, como algunos afirman, Jesús es el Gran YO SOY, creador de todo lo que hay en el universo y sus complejidades.

 En el desarrollo de los pasajes Pablo da más detalles de lo que Juan generaliza, “Todas las cosas por él fueron creadas” esto es suficiente para nosotros entender pero para hacer un énfasis mayor y apartar toda nube de incertidumbre, Pablo hace referencia a que cosas fueron creadas “las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades”. Jesús no es solamente el  autor de las cosas que hay en los cielos sino también de todo lo que hay en la tierra  por lo cual la tierra es una manifestación de su grandeza, de su poder y gloria dejando fuera de lugar teorías como la de “generación espontanea” que indica que los organismos tuvieron su origen de la materia no viva, es decir que simplemente aparecen “espontáneamente” en forma de vida al mundo.

No solamente es el autor, es el dueño de la creación, “todo fue creado por medio de él y para él” todo lo creado le pertenece al Señor de Señores, todo cuanto tenemos, lo que vayamos a obtener fue creado para Él y en su gracia el nos lo ha dado, pero no como un regalo desprendido para que hagamos lo que se nos plazca  sino para bien administrarlo.

Para finalizar, Jesús No solamente es el dueño, es el motor principal que hace funcionar la creación, “todas las cosas en él subsisten”, todo está bajo su control, la creación ha permanecido hasta el día de hoy gracias a Él; no hemos sido consumidos por su misericordia, los que le han reconocido como autor de la creación, dueño de sus vidas, como el motor que los mueve y guía por el sendero correcto  y como el salvador de sus almas; le han reconocido así enteramente por su gracia.

jueves, 23 de febrero de 2012

¿Por cuál puerta entrarás?
¿Qué camino estás andando?

Mateo 7. 13-14 NTV
»Sólo puedes entrar en el reino de Dios a través de la puerta angosta. La carretera al infierno[f] es amplia y la puerta es ancha para los muchos que escogen ese camino. Sin embargo, la puerta de acceso a la vida es muy angosta y el camino es difícil, y son sólo unos pocos los que alguna vez lo encuentran.

Introducción:
¡Hay toda una doctrina de las puertas en el pueblo evangélico! Escuchamos a muchas personas decir: “Dios abre puertas que nadie puede cerrar, y cierra puertas que nadie puede abrir”. El hecho es que estamos muy familiarizados con la idea de las puertas. Sabemos que las puertas representan los lugares a los que queremos entrar. Una vez alguien dijo que “cuando una puerta se cierra, es porque pronto otra será abierta”.

Lectura del pasaje.
Con estas palabras nuestro Señor Jesús nos está indicando que en la vida sólo tenemos dos opciones para elegir. En verdad todas las personas tienen esa opción (dada por Dios) de entrar por la puerta que representa el camino que quieren seguir.

I- La puerta ancha que representa el camino de perdición.
»Sólo puedes entrar en el reino de Dios a través de la puerta angosta. La carretera al infierno[f] es amplia y la puerta es ancha para los muchos que escogen ese camino. Vs. 13

Por un lado está la puerta ancha, aquella que representa el camino más recorrido y más elegido; el que la mayoría escoge para caminar. Al parecer, es un camino fácil de andar, espacioso, llano, sin obstáculos y sin dificultades para caminar por él.

Ahora bien, a pesar de todas estas características, que no son malas en si mismas, éste camino conduce a un lugar horripilante, un lugar de dolor, de angustia, de quebrantamiento y de ¡perdición eterna!

Muchas personas andan en la vida pensando que pueden y tienen la libertad y el derecho de hacer lo que ellos deseen, no importa si está bien o mal, no importa si esto afecta el bienestar y los intereses de más personas o no. Ésta clase de personas claramente evidencia que son hijos de
perdición, y han tomado la puerta ancha, están caminando por un camino fácil, pero es un camino que los llevará al sufrimiento eterno de sus almas. (Proverbios 14.11; Juan 3. 17-19; Apocalipsis 21. 8)

II- La puerta estrecha, que representa el camino de la vida eterna.
Sin embargo, la puerta de acceso a la vida es muy angosta y el camino es difícil, y son sólo unos pocos los que alguna vez lo encuentran. Vs. 14

Por otro lado está la puerta estrecha, aquella que representa el camino de la vida eterna.Este camino, no es tan cómodo como el de la puerta ancha. Es un camino lleno de dificultades, donde se levantan tornados, tormentas de arena, huracanes y terremotos. Es un camino que tiene valles, precipicios, terreno rocoso, y etapas en las que sino fuera por la ayuda de Dios y de otras
personas, quienes lo transitan pudieran morir en su paso. Quienes toman este camino, deben morir día a día a su yo, dejar de hacer su propia voluntad pecaminosa, para hacer la santa voluntad de Dios.

Al contrario del camino que representa la puerta ancha, éste camino es transitado por pocas personas. Se caracteriza por personas que han sido elegidas desde antes de la fundación del mundo para andar por él. No se trata de cualquier tipo de persona, sino de un grupo elegido por el Padre, a quienes Él mismo ha capacitado para que puedan andar en él. Este camino, a pesar
de todas sus dificultades, es el camino de la vida eterna.
(Lucas 9. 23; Efesios 1.4-5; Juan 16. 33)

Algunas ideas que nos pueden servir como aplicación:

1- El hecho de que en éste pasaje se hable de que las personas eligen la puerta que representa el camino que ellos tomarán durante su estadía aquí en la tierra, no implica esto que en última instancia la salvación dependa de la elección o el rechazo que las personas puedan hacer.

Por la evidencia Bíblica, claramente sabemos que la salvación es de Dios y depende completa y totalmente de ÉL. Más bien, éste pasaje nos indica cuál será el estilo de vida de los que son salvos por Dios, y de los que no lo son.

Las personas que no son salvas, tomarán la puerta ancha y caminarán por el camino que toma la mayoría, un camino fácil, un camino que no les representa ninguna dificultad, porque sencillamente ellos harán lo más fácil que ellos pueden y saben hacer: pecar.

Las personas que son salvas por Dios, hacen todo lo contrario, ellos eligen caminar por el camino representado por la puerta estrecha, un camino que los reta a ellos a negarse ellos mismos, un camino que los lleva a no pecar, con la ayuda de Dios en sus vidas, como una evidencia palpable de que son y han sido salvos por Dios. (Salmo 3. 8; Jonás 2.9; Efesios 2. 8-10; 2 Timoteo 2.25; Filipenses 2. 13; Romanos 9.16)

2- A pesar de que en este texto se nos está hablando de cosas (obras) que determinan el destino del alma del individuo (elegir una de las dos puertas/caminos), no implica esto que la salvación depende de cosas que las personas hagan o puedan hacer.

Por la evidencia Bíblica, sabemos que los salvos obran como producto de su fe en Dios, motivados por el agradecimiento de la salvación derramada en ellos, y no para lograr ser salvos por sus obras, como piensan los hijos de perdición. (Efesios 2. 8.9; Romanos 3. 20; Gálatas 2. 16)


3- El hecho de que las personas son salvas por Gracia Divina, mediante Su elección, por el sacrificio de Cristo hecho en la cruz, no implica esto que nosotros los que ya hemos sido salvos no prediquemos el evangelio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Claramente la Palabra de Dios nos manda a predicar el evangelio motivados por la obediencia a Dios, ya que ÉL nos lo ordena, por amor a nuestro prójimo, deseando que ellos también sean salvos por Dios, y motivados para que el reino de Dios se extienda sobre la tierra y las tinieblas sean desplazadas por la Gracia de Dios derramada en todo lugar. (Mateo 28. 18-20; Romanos 13. 9-10; Hechos 1.8; 2 Pedro 3. 9)

¿Está tu vida reflejando que estas andando por camino de la vida eterna?

miércoles, 15 de febrero de 2012

¿Cuál debe ser nuestra actitud, de Juicio o de Perdón?
Ni yo te condeno;vete, y no peques más.
Juan 8. 1-11 RVR60

En este pasaje, vemos el caso de cómo los maestros de la ley le traen a nuestro Señor Jesús, a una mujer que había sido sorprendida en el acto de adulterio.
El propósito de los religiosos era tenderle una trampa al Señor para que si éste fallara en algo, ellos tener de qué acusarle posteriormente. Su propósito no era hacerle un juicio objetivo a aquella mujer, sino más bien, acusarla, declarándola culpable y digna de muerte. A ellos no les interesó investigar los detalles de cómo aquel evento sucedió.

Ellos querían que Jesús de una manera directa, sin analizar todos los factores, declarara a aquella mujer culpable y digna de muerte.

El argumento que ellos usaron fue que en la Ley, Moisés mandó a apedrear a tales mujeres.

Si analizamos las Ordenanzas para la pureza sexual en Deuteronomio 22. 13-30, nos daremos cuenta de que: (1) una mujer sólo era digna de éste tipo de muerte, a menos de que al momento de casarse, ella no presentase las características de una mujer virgen (que la sábana no se ensucie de sangre). (2) que haya sido encontrara en el acto con un hombre, y en este caso, ambos, según la ley, debían morir apedreados. A menos de que ésta fuese virgen, comprometida, y haya sido violada en un campo. (3) De lo contrario, aun si fuese virgen y comprometida para casarse, si fuese violada en la ciudad y no grita por auxilio, tambien en éste caso hubiese sido culpable y digna de muerte por lapidación, junto con el violador.

En este caso no se nos especifica cuáles fueron las condiciones en las que ésta mujer se encontraba para cometer adulterio, lo cierto es que el hombre con quien ella pecó, era tan culpable como ella, y también debía de ser apedreado hasta morir.

Por estas evidencias concluimos que estos religiosos estaban haciendo mal uso de la justicia, cometiendo una gran injusticia.

No sabemos porqué ellos no llevaron al hombre con quien esta mujer cometió el adulterio, pero inferimos que ellos querían ocultar su procedencia, pretendiendo así, hacer juicio con parcialidad.

Nuestro Señor, al ser Dios, Todo sabio, no se valió de muchos argumentos, ni hizo una investigación exhausta para hacer buen juicio.

Él sólo uso el argumento: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella". Este argumento fue suficiente para que todos los que acusaban a aquella mujer por su pecado, se marcharan de aquel lugar sin decir una sola palabra.


Algunas ideas que pueden servirnos como aplicación.

1- Se contraponen dos actitudes: la de juicio, representada por los religiosos; y la de perdón, representada por el Señor Jesús.

Nosotros somos imitadores de Cristo, de manera que la actitud de perdón es la que debe reinar en nosotros. Somos muy dados enjuiciar a las personas por los prejuicios que reinan en nuestras mentes y por las experiencias que hemos tenido, pero, la actitud que debe reinar en
nosotros es la de perdón y no la de juicio.

2- Salta a nuestra vista la mala acción de hacer juicio a priori, antes de analizar todos los factores para llegar a la raíz del asunto.

También somos dados a hacer juicio a priori, sin antes ir al corazón del asunto para
llegar a conclusiones que nos lleven a hacer la mayor justicia posible.

3- Estar dispuestos a perdonar aunque el otro no muestre arrepentimiento. Esta mujer no confesó su pecado, ni el pasaje nos revela ninguna muestra o actitud de arrepentimiento, y aun así nuestro Señor perdonó su pecado. Jesús, siendo Dios, no le tomó en cuenta su pecado, sino que la perdonó. Aquí vemos manifiesta la gracia de Dios, quien, siendo Santo y Justo, perdona a los pecadores, no dándole el castigo que merecen sus iniquidades.
¡Ay de nosotros si Dios nos pagara conforme a nuestros pecados!; que bueno es que Dios, en Su soberana, eterna y amorosa gracia, nos perdona aun cuando no confesamos ni nos arrepentimos de nuestros pecados.

¡Que la actitud sea pronta para personar, y tarda para juzgar!

lunes, 16 de enero de 2012


Al que a mí viene, no le echo fuera.
Juan 6:37





«Cristo a los pecadores recibe», pero a nadie rechaza. Venimos a Él con la debilidad y el pecado, con una fe vacilante, con muy poco conocimiento y con menguada esperanza, y no nos rechaza. Venimos con la oración indecisa, con la confesión incompleta, con la alabanza que no está en armonía con sus merecimientos, y, sin embargo, nos recibe. Venimos enfermos, manchados, desanimados, indignos, mas no nos echa fuera. Acudamos nuevamente a Él, hoy mismo, porque a nadie echa fuera.


C.H. Spurgeon
Libro de cheques del banco de la fe


domingo, 15 de enero de 2012

“Una manifestación de la misericordia del Señor Jesús”
“Levántate, toma tu lecho y anda”.
Juan 5. 1- 18

Con estas tres frases el Señor Jesús sana a un enfermo. La palabra de nuestro Señor Jesús es tan poderosa que aun las palabras que salen de su boca se convierten en hechos palpables. Cobran vida y se materializan. El viento no se las puede llevar.

Hoy leeremos un relato donde veremos al Señor Jesús manifestando su misericordia a una persona que se encontraba enferma por muchos años.

Con este sermón pretendemos resaltar la misericordia del Señor Jesús al tomar la iniciativa de sanar a un enfermo y ver las diferentes reacciones que causó esta motivación del Señor.
Pretendemos en cada uno de los puntos, entregar una o varias enseñanzas pertinentes a nuestras vidas.

Antes de entrar en materia, quisiera mostrarles un panorama general de los hechos…

Contexto histórico- gramatical
El verso uno nos indica que este suceso aconteció luego de otros sucesos: “Después de esto”. En el capítulo anterior vemos al Señor Jesús persuadiendo de sus pecados a una samaritana de dudosa reputación, y mostrándosele como el Mesías prometido[1]. También lo vemos sanando al hijo de un oficial romano[2].
El Señor Jesús se dirigía de Judea a Galilea, pasó por samaria y llegó hasta Jerusalén.
En la ciudad de Jerusalén es donde acontece este milagro donde el Señor manifiesta su misericordia a un enfermo.

Nuestro Señor llega a Jerusalén, decide ir al estanque donde él sabia se encontraba miles de enfermos. Puedo imaginar a los discípulos murmurándose unos a otros “por fin el maestro va a hacer una gran señal, un prodigio tan grande que se expandirá su fama por toda la tierra, captando mucho más seguidores”. Pero el Señor mismo había dicho que “nadie es profeta en su propia tierra”[3]. Esto nos da la idea de que al Señor no le interesaba crear fama en Jerusalén, mucho menos por medio de milagros y prodigios. Precisamente en el capitulo anterior, antes de sanar al hijo del oficial romano, dice:
“A menos que veáis señales y prodigios, jamás creeréis[4]. Pero es probable que hayan surgido ciertas expectativas de un gran milagro entre los discípulos, ya que el Señor Jesús, el Maestro, se acercaba a un lugar donde sobreabundaban los enfermos. Allí, según nos dice el texto, habían ciegos cojos, y paralíticos.

Este es el contexto donde sucede este milagro.







I. Iniciativa del Señor Jesús hacia el enfermo
“Y cuando Jesús lo vio tendido y supo que ya había pasado tanto tiempo así…” V.6

Esto es lo primero que observamos. El Señor Jesús, siendo Dios y teniendo dominio sobre todo lo creado[5], tiene misericordia de esta persona. Aquí podemos evidenciar varias cosas que el Señor mostró a este hombre:

Su amor
El Señor Jesús tuvo amor por este hombre, no sólo por haberlo dotado de Su imagen y semejanza, por ser una de sus criaturas, sino también porque se desplazó hacia ese lugar, y específicamente se fijó en él, lo vio tendido… y al saber que tenía tanto tiempo (38 años) en esa condición, lo sanó.

Su gracia
El Señor Jesús mostró gracia para con este hombre, ya que ignorando a todos los demás enfermos, nuestro Señor decide sanarlo a él específicamente, y sin éste merecerlo. Este hombre no tenia el más mínimo atractivo de ninguna índole para que el Señor se fijara en él, pero aun así, el Señor le muestra su gracia, haciendo administración de su poderío absoluto, lo sana a él. En su soberana gracia, el Señor le concedió la salud.

Su misericordia
El Señor Jesús mostró su misericordia al no ser indiferente a este enfermo.
El bien pudo seguir de largo e ignorarlo como hacia todo aquel que pasaba por allí. El mismo enfermo dice que él no tenía a nadie quien lo metiera en el estanque.
El Señor no fue indiferente, ni le pago con la misma moneda con la que las demás personas le pagaban: el rechazo.
El solo hecho de este hombre estar con vida, a pesar de su enfermedad y del tiempo de su enfermedad, era una evidencia de la gran misericordia de Dios sobre él[6].
El Señor Jesús le mostró misericordia porque no le pago conforme a su pecado, todo lo contrario, no se los tomó en cuenta y lo sanó ignorándolos por completo.

Aplicación

Esta parte nos recuerda cómo fuimos salvados por nuestro Señor Jesucristo. Nosotros éramos como el enfermo de este relato. Estábamos allí, vivos pero muertos, sin esperanza alguna, sin nada seguro, sin ayuda y desvalidos. Y un día, mientras el Señor pasaba, se detuvo, nos vio, se acercó, vio nuestra necesidad y nos salvó. No solo nos salvo, sino que quitó toda maldición sobre nosotros, y los libró de la ira del Padre a causa de nuestras iniquidades[7].
El Señor Jesús se acercó, tuvo la iniciativa para salvarnos y nos mostró su gran amor por nosotros, su gracia y su misericordia.


Al igual que en la vida del enfermo de esta historia, en nuestras vidas no había ningún atractivo para Dios, nada que le pudiera motivar a acercarse hacia nosotros, todo lo contrario, nuestra condición, sucia y de maldad, debía repelerle y producirle náuseas[8], sin embargo, él toleró nuestros pecados, se acercó a nosotros, no dándonos lo que merecíamos, sino, dándonos lo que no merecíamos.
¡OH Dios, gracias por Jesús, Jesús, gracias por mostrar tu favor a un pecado como yo!

Ilustración transitiva
Este relato me recuerda a un hombre que un día emprende un pequeño viaje en su bote de pescar. Boga mar a dentro en busca de algunos pescados. Mientras más se alejaba, más pequeña se hacía hacia su vista lo seco. En un momento, lo único que ve es agua por todas partes. El bote se comienza a hundir, y en un instante solo quedó él aferrado a un pedazo de la pequeña embarcación. Pasaron varias horas y aquel hombre no sabía cómo salvarse. Intentó nadar con la ayuda del pedazo de la embarcación que se había hundido, pero por más que intentaba sobrevivir, no sabia hacia donde nadar, y el avance que hacia con la ayuda del pedazo de la embarcación era demasiado insignificante.
De repente ve a un gran barco que pasaba cerca de él. El barco se acerca. Sale el capitán y le dice, ¿Señor, necesita ayuda?, ¿Quiere que le tire un salvavidas?

II. Reacción del enfermo
Reaccionó de forma natural, ignorando la realidad del Señor Jesucristo, y reconociendo su propia realidad.

a. Natural
Este enfermo reacciona de forma natural. Por lo que veremos más adelante, notamos que este hombre no tenía la más minima expectativa de ser sanado por Cristo. Inferimos que tenía el anhelo de ser sanado, pero su esperanza se encontraba en el lago, no en el Sanador. En un elemento de la creación, no en el Creador.

b. Ignorando la realidad de Cristo.
Suponemos que él no tenía información alguna sobre el Señor Jesús, lo desconocía por completo. Esto se confirma en un evento posterior (V.13), cuando a este hombre le preguntan quién lo había sanado, y no supo responder ante tal cuestionamiento.

Estas dos reacciones que hemos visto, nos deben llevar a hacer un juicio crítico sobre éste hombre, pues debemos llegar a la conclusión de que es entendible el hecho de este hombre reaccionar como lo hizo, ya que no había conocido acerca de Jesucristo.

c. Reconociendo su realidad
El hombre de esta historia, a pesar de que tenia mucha expectativa de ser sanado. A pesar de que tenía mucha fe. A pesar de que estaba ilusionado y deseoso de ser sanado, éste hombre, ante la pregunta del Señor ¿Quieres ser sano?, reacciona recociendo su realidad.
-No tengo a nadie quien me meta en el lago
- Yo no puedo por mí mismo
- Necesito ayuda para poder ser sanado



Se ha dicho siempre que para que una persona sea curada, y supere algún vicio, el primer paso para el cambio es el reconocimiento de que como estamos, estamos mal y que necesitamos ayuda urgente.

Aplicaciones

Hay muchas almas que no conocen de Cristo. Se encuentran tristes, desconsoladas y sin la más mínima esperanza de mejorar su situación aquí en la tierra, mucho menos la de tener vida eterna en los cielos. Tenemos gran culpa de que muchos no conozcan de del Señor. No estoy diciendo que de nosotros dependa la salvación, esto es un don que sólo Dios da[9], pero sí tenemos la ordenanza de predicar el evangelio a toda criatura[10].

A pesar de que este hombre tiene cierta excusa por reaccionar ignorando la realidad de Cristo, nosotros no tenemos excusa para reaccionar con ignorancia ante la realidad de Dios, porque sí le conocemos, y sí hemos experimentado un encuentro personal con él.
La triste realidad es que, como decía Spurgeon, somos ateos practicantes, ya que ignoramos la realidad de la gracia soberana sobre nosotros, y nos comportamos como ateos, no glorificando a Dios, ni confiando en su amor, ni en su todo poder, ni en su Soberanía, olvidando que Dios tiene un propósito supremo con todas las cosas que nos sobrevienen en la vida[11].
Con esto no estoy diciendo que es malo racionar de forma natural (expresiva), sino que es erróneo divorciar nuestras palabras de nuestras acciones, separar el conocimiento teórico de Dios en nuestras mentes, del conocimiento vívido que tenemos de Él producto de la experiencia de caminar junto Él.

Hay muchos que saben mucha teología, pero en su día a día no evidencian tal conocimiento. Es erróneo hacer una dicotomía de lo “espiritual” y lo “secular”. El cristiano está llamado a ser coherente en palabras y acciones. El cristianismo es algo que abarca áreas intelectuales, y áreas de la vida práctica. El Señor Jesús no sólo predicó sobre el amor, el Señor demostró con su vida práctica, el amor que predicaba.

Debemos ser humildes y decir como el hombre de aquella historia: “Dios, se propicio a mi, pecador”, y no fanfarrones como el publicano[12].

Así como aquel hombre, nosotros debemos estar conscientes de cuál es la condición real de nuestras almas. Es muy fácil guardar las apariencias para con los hombres, pero ¿Acaso sabes tú cómo te está viendo Dios? ¿Sabes tú si eres un vaso de honra o de un vaso deshonra?[13]
Recuerda que lo más importante no es que conozcas al Señor Jesús, sino que él te conozca a ti.
“Nunca yo los conocí, apártense de mí hacedores de maldad”. Mateo 7.23





III. Reacción de los religiosos
Los principales de entre los judíos reaccionaron menospreciando el milagro, dudando de la Divinidad de Cristo, y desarrollaron odio por Cristo.

Menospreciaron el milagro
Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho. (V. 10)
Por encima de la manifestación de la misericordia que el Señor había mostrado para con el enfermo, sanándole de una condición que éste tenía por más treinta y ocho años, los judíos no le dieron la más mínima importancia a este hecho, sino que se enfocaron en que era día de reposo, y que aquel antiguo enfermo no podía levantar su lecho, porque violentaba el día de reposo.
Esta es una reacción muy curiosa y extraña, pues lo más importante en ese momento era el milagro, esto era lo relevante, no el hecho de que aquel hombre cargara el lecho donde se recostaba cuando era enfermo.
Jesús mismo nos enseñó que no es pecaminoso hacer un bien en el día de reposo[14].

Dudaron de la Divinidad de Cristo
“… sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios”. (V. 18)
La realidad de Cristo haber hecho este milagro, debió darles alguna idea de que Cristo es Dios. Sin embargo, su actitud fue de total escepticismo. De hecho, muchos eran grandes conocedores de las leyes judías, pero al mismo tiempo fueron grandes ignorantes de la realidad de Cristo y de todas las profecías cumplidas en Él. Es impresionante que un ser humano conozca también un tema, que lo domine a la perfección, y aun así, se maneje como si ignorara toda aquella información.

Al parecer a ellos les importaba más preservar su Status Quo, con toda la comodidad, estabilidad, y los beneficios materiales que este sistema les ofrecía, en lugar de aceptar a Cristo como él que se manifestó, conforme a todo lo que se había escrito de él, en el A. T.

Un religioso, (y al parecer, algunos otros más) quien no padecía de esquizofrenia intelectual[15], llegó a decirle a Jesús: “Sabemos que vienes de Dios,…porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él[16].


Desarrollaron odio por Cristo
“Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle.” (V. 16)
Esta es la última reacción de los principales de entre los judíos hacia el Señor Jesús.
Ellos no sólo fueron apáticos a Cristo, ignorando todo lo que ellos sabían acerca de él en A. T, sino que le odiaron. Este odio se evidenció al ellos perseguirlo constantemente con el propósito final de matarle.
No sabemos con exactitud lo qué produjo que estas personas desarrollaran ese odio por Cristo, matándolo finalmente, pero sí sabemos que el final de su vida obedecía al propósito supremo de Dios para demostrar su gloria y salvar a muchos[17]

Aplicaciones

Nosotros no debemos reaccionar igual que estos religiosos, aunque corremos algunos peligros de actuar como ellos.
Nosotros no debemos darle más importancia a la observancia de la ley, sólo para ser vistos por otros, menospreciando así la realidad de un Dios Omnipresente, quien nos ve en secreto[18].
Dios es el Señor del día de reposo, y para Él es más importante que lo guardemos haciendo cosas buenas, que sean de su agrado, que asumiendo meras poses de piedad sólo para aparentar.

Al igual que aquellas personas, hoy en día hay quienes odian a Cristo y a sus seguidores. Anualmente mueren más de 100.000 cristianos por causa de su fe. La suma de las muertes de todos los cristianos que han muerto a causa de su fe, supera a la suma de las victimas de todas las guerras mundiales[19].
Aun y a pesar de esta realidad, nosotros estamos llamados a amar a nuestro prójimo[20], y a nuestros enemigos[21]. Estamos llamados a predicar el evangelio con amor, a toda criatura, y debemos estar dispuestos a si fuere necesario, morir por la causa de Cristo.

Cada vez que hacemos una mezcolanza de diferentes creencias, muchas de ellas, no Bíblicas, estamos dudando de la divinidad de Cristo.

No debemos dudar de la divinidad de Cristo.
En nuestros días hay muchas corrientes de pensamientos que nos dicen que no debemos ser tan “rígidos” en nuestra manera de pensar, y que debemos ser más “flexibles”, debido a que “la verdad no le pertenece a un grupo en particular, sino que cada quien posee parte de ella”.
Cada vez que le damos cabida a estos pensamientos, los aceptamos, y nos adaptamos a ellos, estamos dudando de la divinidad de Cristo.

El dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”[22].
Sólo hay un camino, una manera de llegar al Padre y ser salvos.
Sólo hay una verdad. Solo hay un conocimiento correcto: Dios, Su Palabra, todo lo demás es falso.
Sólo hay una vida. Sólo se puede vivir caminando sobre el camino que Cristo nos dejó, viviendo en Su Verdad, la única y real que existe.


Solo se puede vivir, cuando se vive para Dios, a Su manera. No a la manera nuestra, según nuestro parecer, o según la tendencia del momento, sino según Su Verdad.

Conclusión

En primer lugar, debemos estar conscientes de que hemos sido salvos por Cristo. El nos salvó, no por algo que nosotros hallamos hecho, no porque había en nosotros algún atractivo, sino más bien, porque a él le ha placido salvarnos. Debemos valorar esta realidad, pues la salvación de nuestras almas es lo más valioso que poseemos, incluyendo al Salvador maravilloso quien nos llena abundantemente con su presencia día a día.
Así como el Señor se acercó a aquel enfermo y le sanó, así mismo él se nos ha acercado para salvarnos. Amigo, en este día el Señor Jesús está manifestando su misericordia para salvarte, por tanto, debes reaccionar como el hombre del relato que hemos estudiado hoy, y debes reconocer que estás mal, que tu vida se dirige hacia el infierno y que no puedes salvarte a ti mismo, sino que necesitas la sanidad y salvación que sólo vienen de Dios. En este día Cristo está pasando y se ha fijado en ti, en tu enfermedad, en tu necesidad y él quiere sanarte, ¿Quieres tu ser sano por él?

Aquí hay personas que se han alejado de Cristo, algunas veces yo también me he alejado, pero en este día él se ha acercado y nos está preguntando si queremos ser sanados por él.
¿Estas tu dispuesto a reconocer tus pecados, pedirle perdón a Dios, arrepentirte y recibir la sanidad que viene del Señor?
Dios está dispuesto a sanarnos, pero nosotros debemos anhelar su sanidad, y humillarnos delante de él.

En segundo lugar, debemos arrepentirnos porque algunas veces nos comportamos como aquél hombre, ignorando la realidad de Dios. Es ilógico que actuemos como ateos siendo nosotros Sus hijos. Este comportamiento no se corresponde a nosotros los hijos de Dios, quienes le hemos conocido y mantenemos una comunión intima con Él. Esto ni aun debe nombrarse entre nosotros. “Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe, y que es galardonador de lo que le buscan”[23].
Debemos confiar en nuestro Señor, aun en el valle de la sombra de muerte, porque Él es soberano, siempre tiene el control, y su amor hacia nosotros hace que todo resulte en nuestro provecho.

Yo sé que es difícil uno mantenerse expectante ante situaciones difíciles, pero debemos aprender a reposar en Dios, en que Él conoce todas las cosas, y aunque tal ves en este momento yo no entienda su obrar, es muy probable que más adelante yo pueda tener una mejor visión (entendimiento) de Su voluntad para mi, en según mis propias circunstancias.





Debemos tener fe, como aquel enfermo. Estar muy deseosos de que pase algo bueno para nosotros, de que nuestra realidad tenga un cambio radical, pero no debemos poner esa esperanza en “lagunas”, en cosas fuera de nuestro Dios. Nuestra mirada debe estar puesta siempre en Dios, no en la creación, ni en las criaturas.

En tercer lugar, no debemos reaccionar como aquellos religiosos, quienes menospreciaron aquella manifestación de misericordia de Cristo al sanar a aquel enfermo, sólo por concentrarse en huecas tradiciones. No debemos condenar las cosas que están bien hechas, sólo porque se hagan fuera del marco de lo que estamos familiarizados. A veces condenamos a otros, simplemente porque no hacen las cosas según nuestro propio criterio, según nuestra costumbre.

Nunca debemos dudar de la Divinidad de Cristo ni de sus enseñanzas. El es la imagen visible de Dios[24], el resplandor de Su gloria[25]. El es único camino, la única verdad y la única vida, y nadie puede llegar al Padre (tener vida eterna) fuera de él.

Y en ultimo lugar, debemos amar a nuestros enemigos, a aquellos que nos hacen daño físico, a causa de la fe en nuestro Señor Jesucristo, aprender de él mismo cuando dijo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen[26].”
Debemos bendecir a los que nos maldicen[27], amarles, servirles y predicarles del amor de Dios con amor, y sacrificarnos por hacerlo, aun seamos muertos por ello.

Oremos para terminar…

[1] Juan 4. 1- 42
[2] Juan 4. 43-54
[3] Marcos 6. 4
[4] Juan 4. 48
[5] Hebreos 1. 3
[6] Malaquías 3. 6
[7] Colosenses 2. 14
[8] Isaías 53. 6
[9] Efesios 2. 8-10
[10] Mateo 28.16-20
[11] Génesis 50. 20
[12] Lucas 18. 13
[13] Romanos 9. 21
[14] Lucas 6. 9
[15] Richard B. Ramsay, Integridad Intelectual, Cap. II
[16] Juan 3.2
[17] Hechos 4. 10
[18] Mateo 6. 4
[19] Richard B. Ramsay, Integridad Intelectual, Cap II, Pág. 25
[20] Mateo 22. 39
[21] Mateo 5. 44
[22] Juan 14. 6
[23] Hebreos 11. 6
[24] Colosenses 1. 15
[25] Hebreos 1. 3
[26] Lucas 23. 34
[27] Lucas 6. 28

sábado, 14 de enero de 2012

Sueños

Dicen que son puesto en nuestros corazónes por Dios para definir el propósito de nuestras vidas. Para mí esto no es del todo cierto, aunque aveces, en algunas personas cobra sentido y es un hecho.

Por experiencia he tenido sueños muy nobles, que involucraban a otras personas, es decir, su Bienestar, no tanto el mío. Por eso eran nobles, porque no estaban atiborrado de egoismo. Hay quienes tienen sueños no tan generosos, pues éstos sólo giran alrededor de ellos, buscando su propia convenencia, así como giran los planetas alerededor del sol.

El día de hoy Dios me ha dado un nuevo sueño, haciéndome olvidar el que antes tenía. Me ha hecho entender que mi único y verdadero sueño es Él. Se trata de él, no de mí, ni de otros. Mi sueño eres tú, ¡oh Dios! Mi todo, mi inspiración, la razón de mí respiración, y de todo lo que hago. Porque eres mi pasión y estoy completo en tí. No necesito nada/nadie más.

Obviamente, éste sueño que hoy poseo, luego de beneficiarme primariamente a mí, pues es la manera en que mi vida cobra sentido y valor; también beneficia a terceros, pues me lleva a amarles, predicarles y procurar hacer todo lo que esté a mí alcance para que también en sus vidas Dios se convierta en su sueño.

La pregunta que hago el día de hoy es la siguiente: ¿cuál es tu sueño? Mi sueño es Dios. Él quiere ser tu sueño.