En la época de la segunda guerra mundial, la señora Corrie Ten Boom iba predicando a muchos lugares. Una vez visitó Estados Unidos en su viaje misionero. En todas las ciudades e iglesias donde ella iba, se reunía mucha gente. Cuando terminaba el mensaje y el testimonio de la señora Corrie Ten Boom, la gente daba aplausos interminables. Pero extrañamente, ella no mostraba signos de alegría. Un periodista curioso le preguntó:
"Señora Corrie, ¿no se alegra de los aplausos?".
Entonces ella le dio una respuesta famosa:
"El asno no debe confundirse".
Cuando Jesús entró a Jerusalén en el domingo de ramos, montado sobre un asno, la gente gritó con alegría "¡Hosanna!". Esto fue un aplauso hacia Jesús, una bienvenida al Rey de reyes. En ese momento, el asno no debía confundirse considerando que el aplauso era para él. Nosotros sólo somos como el asno. Dios recibe toda la gloria al exaltar a Jesús.
Seamos personas que realmente recibimos y seguimos a Jesús. El júbilo de la muchedumbre que no entendía el dolor que afrontaría Jesus, al darse cuenta de que Cristo no era un salvador politico, se convirtió en gritos de maldición diciendo "¡Crucifícalo!". Pero debemos alabar con 'alabanzas dignas' que no se basan en nuestra realidad ¡Alabemos al Señor que viene como Rey y Salvador!
(Porción sacada del libro La Gracia De La Compañía por Kim Kyeong-su)
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