miércoles, 15 de septiembre de 2010

Liderazgo

Ya sea para bien (bueno), o para mal (malo) de las personas a quienes influenciamos de manera directa o indirecta, siempre será un hecho, una realidad, el hecho ejercer influencia sobre ellos.

Vemos cómo de cada rey de Israel (me refiero a luego de haberse dividido en dos), con Samaria como capital, se dice, en común denominador:"He hizo lo malo ante los ojos de Jehová".

No estoy justificando a esos reyes perversos, pero analizando un poco la situación, en verdad, estos no tuvieron ningún ejemplo de integridad.

Su primer rey, fue Jeroboam, quien introdujo la idolatría y la promovió abiertamente haciendo dos becerros de oro, hizo casas sobre los lugares altos para la adoración de otros dioses fuera del Dios verdadero; y estableció un día para adorar a esos falsos dioses. (1 Reyes 12:25-33).

Todos sabemos, por la narración bíblica, que fue Salomón quien introdujo y promovió adoración a otros dioses, estableciendo un lugar para la adoración publica de estos dioses. (1 Reyes 11:4-8).

Con esto no pretendo buscar el culpable, o los culpables de tal pecado, pero siempre es bueno saber los orígenes de las cosas, y los porqué. Más bien, quiero señalar que independientemente de para bien o para mal, siempre hay un liderazgo que se va desarrollando, estemos o no estemos conscientes de esta realidad.

En el reinado de Judá hubo sus reyes que hicieron lo recto ante los ojos de Jehová. No todos, pero, sí muchos de ellos.

Me imagino que se debió, en gran manera, a causa de su antecesor, el rey David. Éste, a pesar de su pecado, fue un rey ejemplar, quien ejerció un liderazgo influyente, para bien de la nación y para sus futuros líderes (reyes).

A diferencia del reinado de Israel (capital Samaria), TODOS sus reyes hicieron lo malo ante los ojos de Jehová. Ellos, no tuvieron ese ejemplo bueno de liderazgo para glorificar a Dios, sino que fue todo lo contrario.

Su marco de referencia fue Jeroboam, del cual ya hemos dicho que el precusor y promotor de la idolatría en el reinado de Israel (capital Samaria).

Las preguntas que me hago son las siguientes: ¿Estoy yo con mi vida ejerciendo un liderazgo influyente para bien a los demás, es decir, que los lleve a glorificar a Dios? o ¿Estoy yo ejerciendo un liderazgo para mal, es decir, lleva a los demás a apartarse de su relación con Dios; a que en vez de dar gloria a Dios, se la den a otra cosa?

Que me libre Dios de ejercer un mal liderazgo, y que me perdone si en algún momento lo he ejercido para mal.

¿Cómo lo estas ejerciendo tú? ¿Para bien o para mal?


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