lunes, 23 de agosto de 2010

Paráfrasis de 1ra a los Corintios 13

Aunque yo cantase como un integrante del cuarteto “Los Heraldos del Rey” y con la dulzura de los ángeles, si no tengo el sentido de lealtad que me impulsa a ser fiel en mi coro, en todos sus ensayos, mi talento no tendría más valor, para mi Señor y su iglesia, que el metal que resuena o el címbalo que retiñe.

Y si tuviera el don de una bella voz y conociese todos los misterios del dominio de la respiración y tuviese un gran conocimiento de la teoría de la música y la armonía, o supiera un gran repertorio y tuviese todo para extasiar a mis oyentes, pero no fuese fiel a mi coro, en todos los ensayos y presentaciones, mi habilidad para servir al Señor, en su obra, nada sería.

Y aunque exhibiese mis talentos delante de mi iglesia y cantase los más hermosos arreglos, si no fuese para glorificar a mi Señor, sería una ofrenda inútil y de nada me aprovecharía.

La fidelidad es duradera y produce un espíritu suave y agradable. El auténtico y fiel miembro del coro de una iglesia, no llama la atención sobre sí mismo; no se envanece, no crea problemas en los ensayos, no busca gloria para él; no tiene mal genio y no interpreta las sugerencias del director como crítica personal.

No se alegra con los errores de los otros miembros del coro, sino que se goza cuando todos trabajan unidos para hacer de éste un instrumento de alabanza al Señor. Toma conciencia de su responsabilidad, cree en los ensayos extras cuando son necesarios y espera siempre que el grupo sea mejor, realizando su trabajo con sacrificio, a fin de lograr un buen resultado.

El fiel miembro del coro nunca falta. Las disculpas serán dejadas de lado; dejará de haber solistas vanidosos y la asistencia irregular desaparecerá.

Porque en parte conocemos y en parte profetizamos los resultados de nuestra labor. Pero cuando venga lo que es perfecto, nuestro conocimiento será de poca importancia si consideramos los verdaderos frutos de nuestro servicio.

Cuando yo era inexperto en el coro, cantaba como inexperto; pensaba que nunca aprendería y que la música era muy difícil para mí. Ahora, que dediqué mi voz al Señor, dejé esos pensamientos sin importancia, porque sé que Dios me ayudará.

Hoy comprendemos estas cosas en parte, con nuestro propio entendimiento; mas, cuando estemos cara a cara con Él conoceremos plenamente.

Y vendrá el tiempo cuando se conozcan los frutos de mi fidelidad, los cuales Dios conocía cuando me llamó para servirlo y sabía que mi fidelidad sería más valiosa que todo el esfuerzo requerido de mí.

Ahora, pues, permanecen una bella voz, la capacidad para usarla y la fidelidad; estas tres, pero la mayor de ellas es la fidelidad

Tomado de la internet

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