viernes, 6 de agosto de 2010

¿Qué voz estas escuchando?

Hay mucho murmullo y ruido a mi alrededor. Voces en diferentes colores, formas y tesituras que susurran a mis oídos.

Personas, nos sé si emisarios del enemigo que buscan confundir la voz de Dios con lírica persuasiva.

La voz de Dios es inconfundible, es clara, muy fácil de distinguir y de escuchar. La dificultad esta en que el engañador es un genio del mal, y en toda la historia se ha encargado de distorsionar la voz de Dios para la humanidad. A Adán y a Eva los engaño como a dos tontos; de ahí hacia nuestros días se va repitiendo la misma narración. Pareciera inmortal!, da la impresión de que tuviera esa cualidad inherente de resucitar antojadizamente.

¿Será que los oídos son dos túneles separados de los demás sentidos? ¿Será que sufrimos de amnesia aguda? o ¿a caso la mente quiere ser engañada? ¿Será esto unas de las tantas consecuencias siniestras de la caída del primer hombre? ¿Será que por vivir en este cuerpo de muerte nos gusta que nos hagan cuentos ficticios y fantásticas historias?
¿Que nos tomen de la mano y nos encaminen como zombies hacia la entrada del mismo infierno con mentiras y engaños?

Lo cierto es que toda voz que no sea la voz de Dios, por más atractiva, seductora y encantadora que sea, es la voz de nuestro adversario el diablo. Todo consejo, sugerencia, indicación, palabras de murmuración, de chisme, de odio, de rencor, de mentiras, engaños; invitación a participar de lo malévolo (a lo que la Biblia se opone) es la voz del enemigo, no la voz de Dios.

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